domingo, 5 de abril de 2009

Hubo una vez, hubo mil veces.



Hace mucho tiempo atràs conocì una pequeña niña fascinada con su pequeño mundo, sonreìa al poder correr y jugar, y se sonrojaba cuando llamaba mucho la atencion. Niña de mejillas rosadas y cabello al viento. Niña que jugò, llorò e imaginò lo que corresponde a cualquiera de su años.
Con el paso del tiempo su cuerpo se revelò y hubo una guerra entre la niña y sus nuevas piernas largas, su nueva voz ahogada y su nueva gran dolencia, adolescencia.
Muchos capitulos de cuento pasaron frente a sus ojos, como mirar por la ventana en un tren a toda marcha, solo uno que otro quedó en su retina.
Que pena que a cada niño se le grabe en su memoria lo mas grande de sus miedos.
Que alegria que vuelvan como deja vù sus visiones de un futuro feliz.
Entre lucha y lucha contra sì misma la niña vuela por el cielo, como un volantín de colores parchado mil veces de sus rasgaduras.
Hoy la niña escribe aquí, con sus cabellos oscuros.. sus piernas fuera de toda rebeliòn, sus ojos hundidos y la vida llena de historias por venir.
Escribe sin prisas.
Se revela ella misma contra su cuerpo, contra sus miedos.. y decide seguir siendo volantìn, tiñe de rosa sus mejillas y continùa luchando por no dejar de ser..













.. una niña.

Lo que nunca escribì..

Comienzo una pàgina mas de tantas, una nueva hoja en blanco para desahogar todas mis ideas.
Y anque se llene de poemas lastimeros, sigue siendo mi forma de comunicarme con un lector invisible, que se emociona con todo lo que sus infinitos ojos son capaces de leer. Con ese lector empedernido que muchos llevamos dentro, con el escritor sin sentido que se esconde entre mis dedos.. que en este momento vuelan con vida propia. Mientras los miro aprovecho de saludarles, de saludarte.. a quien sea que vage por este rincòn, mi afectuosa bienvenida.